(NoticiasAgrecolAndes 15/08/2020). A pesar de la pandemia provocada por la Covid – 19, la agricultura ecológica urbana y periurbana se mantiene en varios municipios de Cochabamba. Sin embargo, para consolidarse en una alternativa viable, se requiere apoyo, tanto técnico como de presupuesto y de espacios de comercialización, respaldados por políticas públicas locales, departamentales y nacionales.
El actual modelo de producción agrícola, desde su implementación con la revolución verde en los años 60, utiliza cada vez más agroquímicos y monocultivos industriales como parte de su paquete tecnológico, sin cumplir la promesa de “salvar al mundo del hambre”. Esta forma de producción provoca la desertificación de suelos, la ampliación de la frontera agrícola, la pérdida de la biodiversidad productiva local, la contaminación del agua, y afecta la salud de productores agrícolas y de consumidores que ingieren residuos de agroquímicos en los alimentos.
Por otra parte, la agricultura ecológica urbana y periurbana es promovida en muchas ciudades de América Latina y el Caribe, por gobiernos locales, universidades, iglesias y ONG, entre otros, con el objetivo principal de disminuir la inseguridad alimentaria y la pobreza urbana y beneficiar a los sectores más vulnerables.
En Cochabamba, la Fundación AGRECOL Andes está implementando huertos familiares ecológicos con 80 familias, en zonas urbanas y periurbanas del eje metropolitano del departamento, en los municipios de Sacaba, Carcaje, Taquiña y Distrito 9 en Cercado, en el marco de la Ley 3525, que exige el uso del sello ecológico SPG, otorgado por los Sistemas Participativos de Garantía.
A continuación, presentamos los resultados de un sondeo rápido realizado a familias de agricultores periurbanos y urbanos, cuya muestra estuvo compuesta por 45 personas, jefes de familia (padre o madre), y abordó dos aspectos relacionados a la agricultura ecológica urbana y periurbana, a nivel social – familiar y productivo – comercial.
En el ámbito social – familiar, el 53% de las familias encuestadas indicó que la relación intrafamiliar en esta época de cuarentena fue buena y el 44 % que fue regular. “A mis hijos ahora les gusta lo que hago y me ayudan más que antes”, indicó una productora. Para el 3% de las familias que mencionaron relaciones intrafamiliares malas, entre las principales dificultades destacan las discusiones en la pareja y que los hijos no ayudan en las tareas de la casa.
Antes de la pandemia, el trabajo principal recaía en la mujer y la madre de familia, porque los hijos estudiaban y el marido tenía un trabajo extra. “Hemos hablado mucho con mis hijos y esposo”, indicó una productora. Sin embargo, también hay casos en que la mujer es madre soltera o que la pareja está separada y, por ende, la carga de responsabilidad no ha mejorado para ellas.
A nivel productivo – comercial, se encontró que a un 5% de las familias productoras, su huerto le generó ingresos económicos suficientes para subsistir en esta época de cuarentena; el 33 % de las familias manifestó que esta producción les sirvió para la alimentación familiar; el 58 % de las familias indicó que su huerto ecológico les sirvió para ambos, tanto para la alimentación familiar como para la generación de recursos económicos con la venta de sus excedentes, y a un 4 % no le ayudó.
En síntesis, al 96 % de las familias los huertos implementados les permitió tener una buena alimentación y nutrición familiar y les generó excedentes productivos que fueron comercializados, lo cual, mejoró sus ingresos económicos.
Casi el 50% de las familias de agricultores se dedicó a su huerta diariamente, un 30% día por medio, y, 20% una vez por semana.
Entre las dificultades productivas que se presentaron en este primer periodo de la pandemia de la Covid-19, casi un 40% tuvo problemas para abastecerse con semillas y almácigos, un 10% con el agua de riego, y casi un 20% con la presencia de plagas y heladas.
Para concluir, señalamos lo siguiente:
- El apoyo post pandemia o en el tránsito hacia la salida del problema sanitario generado por la Covid-19, las familias requieren resolver algunos problemas permanentes como la mejora de sus sistemas de riego para enfrentar la sequía y la falta de agua, y algunas medidas inmediatas como la dotación de semillas, insumos y acceso a los espacios de comercialización especiales habilitados por los municipios, entre otros.
- La situación social – familiar ha mejorado en términos del fortalecimiento de las relaciones interpersonales promoviendo la convivencia y reconocimiento al interior de las familias, sin embargo, hay situaciones especiales donde se expresa la violencia intrafamiliar y la sobrecarga del trabajo en la mujer.
- A nivel productivo – comercial, la producción en los huertos urbanos y periurbanos se destinó principalmente al autoconsumo y sus excedentes fueron comercializados en ferias locales, lo cual ha sido un apoyo importante para la economía familiar. La producción ecológica urbana y periurbana responde de forma integral a la seguridad alimentaria nutricional de las familias y la sociedad, a la recomposición del tejido social a nivel familiar, a la protección de los suelos y el agua porque no utiliza agroquímicos y provee alimentos saludables de forma permanente a mercados locales. Se requiere que los municipios y los diferentes niveles del Estado respalden con políticas públicas este modelo de desarrollo productivo integral sustentable.