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Tito Villarroel. Fundación AGRECOL Andes 22/04/2022

Con el objetivo de concientizar, reflexionar y sensibilizar a la humanidad acerca del uso sostenible de los recursos naturales y encarar acciones individuales y colectivas para emprender el camino hacia el desarrollo sostenible, la Asamblea General de las Naciones Unidas en el año 2005, declaró al año 2008 como el Año Internacional del Planeta Tierra. Posteriormente, en el año 2009, esta misma entidad, mediante resolución A/RES/63/278, declaró el 22 de abril como el Día Internacional de la Madre Tierra.

El término “Madre Tierra” es una expresión que reconoce que el planeta Tierra es todo lo que nos rodea y nos da vida: agua, suelo, aire, bosques, es decir la naturaleza en su conjunto. Al mismo tiempo, este término considera a la tierra como un ser vivo, un ser que da vida y mantiene vida, tal como lo hace una madre. Mientras muchos creen que la tierra necesita de las personas para vivir, un proverbio anónimo señala “la naturaleza puede vivir sin nosotros, pero nosotros no podemos vivir sin la naturaleza”.

Los pueblos originarios de América y de nuestro país en particular, consideran a la Madre Tierra como una entidad viviente, que se mueve, siente y resiente y al igual que una madre, nos brinda alimento, agua, aire para respirar, vegetación para la vida animal y de microrganismos, y suelo para la producción de alimentos. Es considerada sagrada, pues nos alimenta y es el hogar que contiene, sostiene y reproduce a todos los seres vivos. Para el mundo católico, la madre tierra constituye la “casa común” donde todos los seres humanos coexistimos y por tanto su bienestar y salud también es una responsabilidad común.

En los andes bolivianos, la Madre Tierra es conocida como Pachamama, madre de la unidad espacio/tiempo, es considerada como una diosa y es venerada por los pueblos indígenas andinos.

Sin embargo, pese a estas consideraciones, hoy el planeta en el que vivimos presenta niveles de deterioro y contaminación que ponen en riesgo su sostenibilidad. En Bolivia, si bien la Ley Marco de la Madre Tierra y Desarrollo Integral para Vivir Bien (Ley 300, 15 de octubre de 2012) establece “la visión y los fundamentos del desarrollo integral en armonía y equilibrio con la Madre Tierra para Vivir Bien”, recuperando y fortaleciendo los saberes locales y conocimientos ancestrales, poco o nada se hace para su restauración, protección y conservación.

Aprovechando este importante día, desde la Fundación AGRECOL Andes llamamos a la sociedad civil, especialmente a las y los jóvenes, a las organizaciones y la población urbana y rural en su conjunto a reflexionar, tomar conciencia e implementar acciones individuales y colectivas para restaurar nuestro medio ambiente, como el cuidado y uso razonable del agua; la práctica de una agricultura rural, periurbana y urbana ecológica y diversificada utilizando insumos no agresivos con el medio ambiente; la comercialización e intercambio de productos ecológicos directamente del productor al consumidor, generando mecanismos de confianza y precios justos; la sensibilización, reflexión y acción permanente entre productores y/o consumidores respecto al cuidado de la casa común y la importancia de una alimentación saludable, es decir, acciones que debemos emprender como una forma efectiva de cuidar la salud de nuestro entorno y de nosotros mismos. Si bien las acciones son locales, los efectos serán globales. El reciclaje, la reutilización y la restauración deben convertirse en acciones cotidianas, que deben estar acompañadas con la reducción y rechazo al uso de elementos agresivos tanto a nuestra salud como la de nuestros ecosistemas.

En este Día Internacional de la Madre Tierra convocamos, sobre todo a decisores de políticas, a generar políticas públicas de desarrollo que busquen una economía más sostenible y articulen el bienestar de las personas con el bienestar de nuestro planeta. Cuidar la casa común es una obligación no solo de hoy sino de todos los días.

Foto: Mural pintado por la Unidad Educativa Laphia. Tiquipaya.