Reflexiones sobre la agroecología como alternativa de desarrollo agropecuario sostenible

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(Directorio Fundación AGRECOL Andes, 15/05/2020).- La Fundación AGRECOL Andes se creó en el año 2001 con el mandato de gestión de conocimientos en agricultura ecológica y agroecología. Desde entonces, siguiendo este mandato, ha desarrollado metodologías, aportes conceptuales, formación de capacidades y experiencias prácticas reconocidas en el ámbito nacional e internacional.

En sus casi 20 años de vida, el contexto de la agroecología en Bolivia y a nivel internacional ha cambiado. Esto hace necesario reflexionar sobre conceptos básicos y definir el posicionamiento institucional en el nuevo contexto que hoy en día está cada vez más ligado a las consecuencias globales y locales de un modelo económico basado en la acumulación y el consumo masivo que llegan a ser una amenaza para la vida en el planeta.

Nos encontramos en un escenario de crisis recurrentes en el planeta como consecuencia del modelo de desarrollo basado en la acumulación en nombre del desarrollo, acompañado por un consumismo desenfrenado. Sus efectos se ven en el cambio del clima con frecuentes acontecimientos climáticos extremos, el incremento de las desigualdades económicas y sociales con creciente pauperización de cada vez más personas, también en los países del Norte y la degradación generalizada del medio ambiente, con una masiva pérdida de biodiversidad de fauna y flora.

Científicos de diferentes disciplinas están identificando a la época que se iniciaría desde el siglo XVIII o más tardar a mediados del siglo XX con el acelerado aumento del uso de combustibles fósiles como el Antropoceno, donde la actividad humana marcaría cambios evidentes en esferas tan distintas como la geología, el clima, la biodiversidad, los ecosistemas terrestres y acuáticos, mucho más allá de la cultura y la sociedad humana misma (Trischler 2017). Estos cambios, con efectos cuyas consecuencias todavía sólo se conocen parcialmente, nos sugieren: empezaremos a hacer las cosas de manera distinta o el Antropoceno será también el final de la humanidad.

Los 25 años desde la Conferencia de Río nos muestran que el cambio paradigmático en torno al desarrollo no se da en las altas esferas políticas y económicas de la gobernanza mundial. Los cambios profundos han tenido muchas veces su inicio en la práctica cotidiana de personas y grupos para penetrar finalmente en las decisiones a nivel global o en estallidos revolucionarios por parte de poblaciones oprimidas, explotadas y desesperadas. Nosotros creemos que todavía podemos lograr cambios profundos en el modelo vigente desde las prácticas alternativas, el debate, la resistencia y desobediencia pacífica.

Reconociendo el papel de la agricultura convencional y especialmente de la producción agropecuaria industrializada en los impactos adversos sobre la vida del planeta, postulamos que la construcción de sistemas alimentarios alternativos es una necesidad y un acto político en la medida que se convierte en acción pública que cuestiona de forma directo o indirecta el “modelo antropocénico”.

En primer lugar, se trata de reconocer el importante papel que juega la agricultura familiar a nivel global y en los contextos locales; valorar las contribuciones de la agricultura ecológica a la mitigación del cambio climático y el aumento de la resiliencia de los territorios frente a sus impactos. Para reducir la huella ecológica del consumo de alimentos, necesitamos experimentar la construcción de relaciones productor/a – consumidor/a que vayan más allá de una simple transacción comercial hacia la complicidad de la participación conjunta en propuestas de consumo que valoran lo local y apuestan por vidas más saludables y amigables con el ambiente. La reconstrucción de la reciprocidad entre consumidor y productor es un paso clave para la seguridad y soberanía alimentaria.

La agroecología abre el camino hacia la producción amigable, alimentación sana y formas de mercadeo en circuitos cortos. Busca eliminar la visión cortoplacista de una producción altamente productiva a costa de la salud del ambiente y de los seres humanos. Asimismo, reduce la dependencia de empresas trasnacionales que producen los insumos para la producción y buscan homogenizar los gustos y paladares de todas las poblaciones con campañas publicitarias y prácticas monopolísticas que destruyen estructuras económicas locales. El enfoque agroecológico puede constituirse en un elemento trascendental para la integración social, reciprocidad y solidaridad y una relación más holística donde las personas se perciben como parte de la naturaleza.

El camino hacia la construcción y difusión de sistemas alimentarios alternativos agroecológicos requiere un abordaje integral donde conjugan recursos naturales – tecnología – organización social/cultura – relaciones de intercambio (no sólo comerciales) y gobernanza de los sistemas (marcos institucionales legales favorables) en los territorios.

La Fundación AGRECOL Andes está comprometida con la construcción de alternativas agroecológicas, junto con productores, consumidores, organizaciones, colectivos, redes, empresarios locales y entidades públicas. Su trayectoria así lo demuestra. Su desafío es profundizar, ampliar y difundir sus aportes en el camino hacia la transformación agroecológica.

Con este análisis, el Directorio de la Fundación AGRECOL Andes busca aportar a la reflexión y discusión sobre el posicionamiento institucional desde un entendimiento amplio y compartido de la agricultura ecológica, agroecología y sus relaciones con el cambio climático y modelos de desarrollo.

Texto actualizado, originalmente publicado en la Memoria Institucional 2019. «Aportes en Agroecología. Experiencias de trabajo institucional».