El viernes 5 de octubre de 2018 se realizó el intercambio de experiencias para la “Protección y conservación de zonas de recarga hídrica, fuentes de agua y formación de políticas públicas” en el municipio de Tarata, de Cochabamba. Participaron alrededor de 60 delegados de organizaciones campesinas y representantes de los gobiernos municipales y concejales de Pojo, Pasorapa, Tiraque, Totora, Vila Vila, Alalay y Pocona. Esta actividad fue organizada por la ONG AYNISUYU en coordinación con el Municipio de Tarata, y el respaldo institucional de SOLIDAGRO, INCCA y la Fundación Agrecol Andes.
Inauguró esta actividad el alcalde de Tarata, Benjamin Zurita, quién señaló que ante la crisis del cambio climático, la escasez de agua prevaleciente y la inequidad de su acceso, decidieron priorizar el cuidado de las fuentes de agua para que los siguientes años no tengan mayores problemas y que además este proceso ayudó a concientizar más a la población sobre la protección, y el uso adecuado y responsable del agua de las zonas de recarga hídrica.
La jornada estuvo dividida en dos momentos. Por la mañana, se inició con la presentación del proceso de construcción y aprobación de la norma municipal de protección y conservación de la Cuenca de Laka Laka del municipio de Tarata. En la tarde se realizó la visita de campo a 4 comunidades aledañas (Huerta Mayu, Pirque, Rodeo y Millu Mayu) para observar y conversar con los protagonistas del lugar sobre los logros y dificultades que atraviesan en el trabajo de protección de sus fuentes de agua.
A saber, la Ley Municipal Nro. 48/2017 de Protección y conservación de zonas hídricas en el municipio de Tarata, junto a las normativas similares aprobadas en los municipios de Santivañez y Arbierto, se constituye en un hito importante para continuar avanzando en la aplicación de medidas concretas para la protección de las fuentes de agua en una perspectiva de largo plazo. Esta normativa es resultado de un proceso largo de trabajo, desde 2011, que contó con el financiamiento de la cooperación suiza HELVETAS, por un proyecto gestionado a través de la Mancomunidad de Municipio del CAINE. Todavía queda pendiente su reglamentación, que se está preparando con la participación de los usuarios.
Entre las acciones más importantes, esta norma establece el liderazgo del gobierno autónomo municipal de Tarata en la protección y conservación del agua para la vida; reconoce la creación de organismos de gestión de cuencas (OGC) como un espacio de concertación y planificación de los diferentes actores de una microcuenca; asigna financiamiento para la protección provenientes de la coparticipación tributaria, en una magnitud aproximada al 0,5%; le da la facultad al gobierno autónomo municipal para la firma de convenios de cooperación; solicita una contraparte a los usuarios como aporte para la protección, ya sea en trabajo comunitario, herramientas, efectivo u otros; y prevé sanciones y multas por la vulneración de fuentes de agua. Como medidas de protección de las fuentes de agua se menciona el cerramiento para limitar la actividad humana y animal, y medidas de restauración y conservación.
Este proceso de elaboración y aprobación de la normativa municipal permitió fortalecer la Organización de Gestión de Cuencas (OGC) de Laka Laka. Actualmente están tramitando su personería jurídica bajo el denominativo de Asociación Campesina para manejo integral de la microcuenca de Laka Laka, ya que como OGC tuvieron inconvenientes legales. Su actual representante, Luis Ignacio Ayarachi, señaló que los integrantes de su organización comunal son responsables y conscientes de que tienen que trabajar juntos para la protección de su microcuenca, que comprende 14 comunidades en 3 municipios (Tarata, Arbieto y Santivañez), tiene una superficie de 58,79 km2. La OGC de Laka laka es parte de la Plataforma del Agua de Laka Laka, una instancia que reúne a los regantes y a la empresa municipal de agua potable de Tarata (SEAPAS).
Por otra parte, Alejandro Gutiérrez, responsable técnico forestal del GAM de Tarata, señaló que los proyectos ahora no solo deben promover la “cosecha de agua” sino sobre todo la “siembra de agua” en las partes altas de nuestras montañas, a través de la reforestación/forestación, el mantenimiento de los bosques nativos y el cuidado de los ojos de agua, vertientes y zonas de recarga hídrica.
En la visita a las comunidades se observaron acciones que están contribuyendo en la conservación de suelos, como la construcción de muros de piedra o terrazas para que el agua no erosione la tierra, los sistemas de riego por aspersión conectados a fuentes de agua (Represa Millu Mayu) y el cercamiento de zonas de recarga hídrica (ojos de agua). En esta última medida tuvieron problemas porque la gente pensó que se estaba prohibiendo el ingreso ya que este tipo de reservorios de agua son de propiedad comunal o familiar, sin embargo, se les aclaró que se trataba de una medida de prevención para, por un lado, evitar la contaminación del agua, y por otro, para recuperar la masa vegetativa, reforestar y forestar, entre otros. Se reflexionó sobre la importancia de trabajar más en el diálogo colectivo para la gobernanza del agua y en el reconocimiento al trabajo que realizan las comunidades aguas arriba.
Los gobiernos municipales están facultados para trabajar con proyectos para la protección de fuentes de agua a nivel de políticas públicas enmarcados en la Ley Marco de Autonomías y Descentralización Andrés Ibañez, la constitución política del Estado y la Ley 341 de Participación y Control Social.
“Fue muy buena esta experiencia. En mi municipio teníamos un proyecto similar que no lo consideramos porque pensabamos que no sería viable, pero veo que aquí sí se pudo y tiene características similares, así que me informaré más para promover desde el concejo”. Miriam Veizaga. Presidenta Consejo Municipal Pasorapa.
Se concluyó la visita valorando de forma positiva las actividades en el campo porque la visualización de los resultados es más impactante que solo las explicaciones teóricas en los seminarios. También se recordó que es importante que estas iniciativas se traduzcan en política pública de protección de fuentes de agua en sus municipios y que las y los líderes participantes tienen la tarea de replicar estos aprendizajes en sus comunidades.