(Tito Villarroel. Opinión AGRECOL Andes 6/09/2022).– Cada 6 de septiembre, en nuestro país, se recuerda el Día del Ingeniero/a Agrónomo/a boliviano, en homenaje a la creación de la primera Facultad de Ciencias Agronómicas de Bolivia, realizada en la ciudad de Cochabamba en el año 1937. Es así, que este año festejamos el 85 aniversario del agrónomo boliviano. Este día también ha sido declarado como el Día del Colegio de Ingenieros Agrónomos y Profesionales en Ciencias Agropecuarias de Bolivia.
La labor de agrónomos/as de nuestro país sin duda alguna es esencial especialmente para la producción de alimentos, misión que año tras año se hace más compleja y desafiante dado el crecimiento poblacional, cada vez más intenso y sin una planificación adecuada.
Si bien la universidad ha contribuido en la formación de conocimientos teóricos y algunas prácticas muy básicas de ingenieros/as agrónomos/as, en su mayoría, marcada por el modelo de la agricultura convencional como ideal de agricultura de alta tecnología, es la experiencia y vivencia directa en campo que complementa esta formación profesional integral, capaz de responder los desafíos, necesidades y derechos de las familias y sus aspiraciones a tener mejores condiciones de vida.
Entonces, en este sentido, corresponde realizar una profunda reflexión. ¿Es conveniente promover la producción de alimentos de cualquier manera y a cualquier costo? Los últimos acontecimientos sanitarios y sociales ocasionados por la pandemia del COVID19, nos ha enseñado la necesidad de alimentarnos saludablemente para así otorgarle a nuestro organismo, mejores condiciones de tolerancia y resiliencia. En efecto, cuan imprescindible es el consumo de alimentos saludablemente producidos, con tecnología amigable con el medio ambiente, evitando el uso de insumos químico-tóxicos porque deterioran la salud de productores y consumidores, y contaminan el medio ambiente y los recursos naturales, poniendo en riesgo su sostenibilidad en el mediano y largo plazo.
Es así que desde la experiencia y vivencia de la Fundación AGRECOL Andes y de otras organizaciones de desarrollo con la realidad de la agricultura familiar de nuestro país, se propone la importancia de producir alimentos saludables con el uso de tecnología limpia, amigable con el medio ambiente, cuidando los recursos naturales, especialmente el agua, el suelo y las semillas, que darán como resultado alimentos sanos, sin residuos químicos y de alto valor nutricional.
En este día, hacemos un llamado a los colegas agrónomos/as a ser conductores y acompañantes en la transición gradual de los sistemas productivos familiares convencionales, hacia sistemas alimentarios saludables y sostenibles como una estrategia de apoyo y contribución al desarrollo territorial integral de municipios y de adaptación a los efectos del cambio climático por parte de las familias.